lunes, agosto 10, 2015
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por Diego Hernández-Yllán Pérez


Como hace dos semanas, el señor académico Reverte ha parido un nuevo artículo insistiendo en las guerras carlistas. Es una nueva muestra de manipulación aderezada, como el anterior, de ignorancia y maledicencia.

Comienza la manipulación con la siguiente incongruencia: "...D. Carlos...pretendía imponer en España un régimen absolutista y centralista", para decir a continuación con la finura estilística que le caracteriza que "si reinara...les iba a meter los fueros por el ojete". ¿En qué quedamos? ¿Era centralista o fuerista? Porque las dos cosas no se pueden ser a la vez. Pero quedémonos por un momento en el archimanido concepto "absolutista", utilizado desde siempre por los anticarlistas de toda laya. Supongo que es mucho pedir que haya leído la obra de Federico Suárez Verdaguer "La crisis política del antiguo régimen en España (1800- 1840)" o la más reciente de Alexandra Wilhemsem " La formación del pensamiento político del Carlismo (1810-1875)", donde demuestran que gran parte del absolutismo era partidario de Fernando VII y de Isabel (llamada II). La ya clásica división entre conservadores, renovadores e innovadores, en donde los innovadores serían los luego conocidos como carlistas. Pero entiendo que es pedir peras al olmo.

Sigue dividiendo a los españoles entre campesinos analfabetos (carlistas) y habitantes de las ciudades "gentes más abierta de mollera". No insistiré mucho en esta manipulación, ya le demostré en el pasado artículo que las mentes pensantes más importantes estaban con el Carlismo, el liberalismo sólo tenía espadones y burgueses acomodados.
Llama al General Cabrera, aprovechando su apodo de Tigre del Maeztrazgo, "mala bestia", igualando a sus enemigos liberales con el mismo epíteto. Pero, a pesar de nombrar el episodio del asesinato de su anciana madre, no duda en calificarlo de "represalia sobre represalia". ¿Qué haría usted ante semejante bestialidad?

Luego de definir como "carcas y autoritarios" a los países que apoyaron la Causa de D. Carlos habla, sin nombrarlo, del conocido como Convenio Eliot debido a que unos y otros se fusilaban sin contemplaciones y esto motivó protestas diplomáticas. Pero olvida que los primeros fusilamientos fueron liberales, como el de Santos Ladrón de Cegama ya en octubre de 1833 en Pamplona.

Escribe sin rubor que "todo empezó como sublevación". Pero, ¿por qué no ir al origen y a lo que motiva esa sublevación? Porque media España no se subleva así como así. Tendrá una razón. El autor la silencia o la ignora. Pues bien, La razón estriba en la actuación absolutista (esta vez sí) de Fernando VII al querer imponer, saltándose a la torera las Leyes de la Monarquía Española y sin el concurso de las Cortes, a su hija obviando la ley sálica entonces vigente. Lo que tampoco dice el autor es que, lo que empezó siendo una sublevación legitimista dinástica, acabó siendo una lucha de defensa de una idea de España (la tradicional, la de siempre, la eterna) frente a las extranjerizantes ideas liberales y jacobinas (movidas en gran parte por la masonería) del bando cristino primero isabelino después.

Y acabo con la maledicencia. Este personaje, que para algunos es un defensor del españolismo (sic), admite como apropiadas y ciertas las opiniones basadas sin duda en la maldita Leyenda Negra. Y expone varias citas, como esta de Richard Ford. "los españoles han sido siempre muy crueles". Y se queda tan ancho. Es una muestra más del odio que siente por lo español, lo auténticamente español, por sus héroes y por sus mártires, por sus epopeyas y sus hazañas, por el glorioso lugar que ocupó España en el mundo. Si esta serie de respuestas les abrieran los ojos a más de uno, me daría por satisfecho.

Me atreví a darle un consejo en el artículo anterior. Hoy me atrevo a darle otro. Deje la historia para los historiadores. La historia no es un juego ni un arma política. Es una ciencia. Y sin método histórico científico no hay historia. Usted no es historiador ni tiene la más mínima idea de cómo se hace historia. Así es que dedíquese a escribir seudonoveluchas de caballería si quiere pero deje la historia a los que saben, los historiadores.

Una cosa más, visto que no ha tenido la decencia de retirar la acusación de etarras a los carlistas, no puedo sino homenajear públicamente a José Mari Arrizabalaga, jefe de las Juventudes Tradicionalistas de Vizcaya, vilmente asesinado un 27 de diciembre de 1978 por los sucios asesinos de ETA. Y no fue el único carlista asesinado por esa gentuza criminal. Si tiene "mollera" reflexione sobre ello.

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