jueves, julio 03, 2014
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por Juan Antonio Darder Colom

Ciertamente vivimos en una sociedad cada vez más descristianizada; la renuncia a nuestras raíces y valores cristianos se hace patente, día a día, en una sociedad consumista y materialista, edificada sobre el egoísmo y el hedonismo galopantes. Esta descristianización en lo cotidiano y en lo personal, también se refleja en la escasa presencia de fieles en los ritos ordinarios de base anónima y de escasa repercusión social, como pueden ser la eucaristía diaria o dominical. Sin embargo llama la atención que cuando se celebran eucaristías de “calado social o institucional”, los templos se llenan a reventar… Al observador intelectualmente inquieto, este hecho le debe plantear algunas preguntas; ¿Asistimos a estas eucaristías, movidos por una espiritualidad auténticamente cristiana, y en conmemoración de la Santa Cena Pascual, o asistimos por otras motivaciones? ¿Vamos a estas celebraciones a rendir culto a la Eucaristía, o bien para que la Eucaristía se convierta en un rito que nos rinde culto a nosotros y a nuestra institución?

Muchas celebraciones y actos sociales de distintas instituciones estatales o privadas incluyen en sus programas de actos, la celebración de una misa…¿Esta es para rendir culto a Cristo o para rendirnos culto a nosotros mismos? La palabra eucaristía, proviene del griego y significa “acción de gracias”; ¿Con estas misas sociales e institucionales, pretendemos que la comunidad dé gracias a Dios, que es el centro de la Eucaristía, o bien nosotros nos creemos el centro de la Eucaristía y pretendemos que la comunidad nos dé las gracias a nosotros?

En determinadas épocas de la historia, donde las leyes estaban enmarcadas dentro de unos parámetros de tradición cristiana, cabía el recurso de la suposición, o si me apuran, de la duda, ante el supuesto fervor de personas e instituciones que organizaban misas en sus actos conmemorativos… Hoy, para bien o para mal, muchas dudas se han despejado, hoy las cartas están boca arriba; las leyes y actitudes son claras y explícitas, de ahí que yo como cristiano humildemente tenga el derecho de plantearme ciertas preguntas: Por ejemplo; ¿Que hace un "rey", presidiendo eucaristías y agasajos clericales, en ciertas conmemoraciones, cuando de forma clara y explícita sancionó una ley de aborto libre?, o ¿Qué hacen tantos personajes “ilustres”, cargados de medallas, presidiendo eucaristías, cuando sus respectivas instituciones se han convertido en el bastión de un Estado que permite y fomenta actitudes y obras frontalmente anticristianas?

La “Eucaristía social” no es una Eucaristía cristiana, básicamente por dos motivos; el primero porque ha pervertido su sentido auténtico al hacer sujeto de veneración a nuestro “ego” y al “ego” de nuestro sentido corporativista institucional, remplazando al verdadero sujeto de veneración que es Jesucristo, y en segundo lugar y para más “inri”, como he dicho antes, ya que muchas de estas instituciones se han convertido en baluarte de un sistema abiertamente anticristiano, lo que además de una burla, constituye un auténtico escarnio.

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